Desde el Nuevo Mundo
Good morning camaradas,
Bueno, pues aquí estamos, después de tropecientas horas de vuelo y perseguir al sol por medio planeta (nunca he visto un mediodía tan largo madre mía) aterrizamos en en San Diego con síndrome de grulla y más cansados que si hubiésemos venido en piragua.
Aquí, por alguna misteriosa razón, me despierto todos los días antes de las 7 de la mañana (debe ser que mis células aún andan por soleares) y con un sol espléndido ya en el cielo me doy una vuelta por aquí. Es una urbanización de esas típicas tópicas de casas con jardín, con sus cochacos gigantes (jo Miguel como ibas a flipar con todo esto, vete ahorrando tío) aparcados en las rampas de los garajes frente a la entrada, su "wellcome" en la puerta y sus parques con lago con patos (y fochas y cormoranes y garcetas y hasta pelícanos) y sí, sigue siendo San Diego, que no es Doñana.
Bueno, los primeros días por aquí han consistido en búsqueda y constatación de tópicos americanos. Te pasas el día diciendo aquello de "anda mira, como en las pelis", "joer, si es igual que en la tele", "juas, esto lo vi yo clavao en los Simpson" y cosas así...
La familia que me acoge amablemente, jeje, es majísima. Los chavales me llaman tío Félix (a estas alturas y me salen sobrinos en California) y algunas mañanas les llevo al cole o los voy a recoger. Hay que ver aquello. Parece la Torre de Babel. Hay niños y madres de todos los sitios del mundo y parte del extranjero y mas allá. Y con sus señales de STOP en los cruces y sus buses amarillos, que majetes :) Son todos muy simpáticos y están deseando charlar con los extranjeros. Aunque un consejo práctico os voy a dar: nunca jamás os ofrezcáis a llevarle la cartera a un colegial de éstos. Yo no sé qué rayos llevan ahí, ¡por dios! ¡si hasta mi mochila de peregrino pesaba menos!
Bueno, ahora mismo estoy en la casa, ya he llevado a los chavales al cole, he dado de comer a los patitos (y las fochas y a las garcetas, etc.) tomando mi cafelillo (lo del diminutivo es por la costumbre porque aquí todo es tamaño XXL; la leche por galones, la nevera en la que podrías montar la tienda de campaña dentro, los coches que hay que subir a algunos con escalerilla....) con la abuela Petra trasteando por ahí (ella es de Sinaloa y no habla ni papa de inglés) y a la sombra de los cocoteros del jardín (sí, ésto lo digo para daros envidia, tenéis razón)
Bueno, está previsto que esta noche conozcamos a toda la peña de por aquí en un restaurante y el domingo nos vamos de viaje a San Francisco con el coche en plan road movie. Por cierto, vaya lío con los pedales del automático, todo el rato el pie izquierdo se va instintivamente al embrague, que en este caso es el freno, claro, con lo que eso conlleva, imaginaos...
Vale chamaquitos, pues el tío Matt el viajero se despide por el momento. Voy a ver si localizo a los gatitos que pululan por los setos (yo les puse sus nombres así que soy su padrino, mi familia americana ya sabéis....)
Abrazotes, o apapaches, como dicen por acá :D
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